En el año 1967, tras la petición de un fabricante local, surgió la necesidad de desarrollar un equipo que mezclase marmolina, piedra de mármol, cemento y agua, para la obtención de un terrazo empleado en la fabricación de suelo. Debía ser una máquina robusta pero a su vez económica.

El resultado fue una amasadora circular, con brazos y palas para mezclar los materiales. Se emplearon ballestas de camión para soportar la abrasión de los materiales, mientras que para la rotación se empleó el grupo diferencial de un Ford Canadá (Canadian Military Pattern Truck), vehículo utilizado por los soldados de la Commonwealth durante la Segunda Guerra Mundial. Fue necesario reformar y cortar una manga, así como soldar los piñones de la caja de satélites para que solo funcionase un palier. Para acoplar los brazos mezcladores se empleó el buje donde se aloja la rueda del camión.

Con el objetivo de obtener la velocidad de giro adecuada que garantizase una mezcla homogénea, se acopló a la entrada del grupo diferencial una polea accionada por correas y motor eléctrico, hasta conseguir una velocidad de 28 rpm. Este fue el origen de la mezcladora RUMBO.

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